Primera Sección: Ramal  San Fernando a los Cruceros de La Palmilla.

Los campos de la provincia de Colchagua considerados los más ricos en aquella época en el rubro de la agricultura, se distinguen por sus extensos fundos, algunos ubicados en el fértil Valle del Río Tinguiririca y otros en portezuelos del secano costero. Esto hizo pensar la posibilidad de construir una línea férrea hacia la costa, con el fin de efectuar el acarreo de los productos, tales como trigo, maíz, frutas, verduras, hortalizas, animales, sal, etc.      

Fig. n° 1: Parte posterior de la estación de San Fernando, foto de Juan Cornejo Acuña, año 1992. 

Los argumentos, por los que se pensó en un tren por esta zona, son que se observa que hasta ese entonces el único medio de transporte existentes eran las lentas, onerosas, pesadas y frágiles carretas, que sumado al estado regular de los caminos públicos –sin olvidar que el tránsito por éstos se realizaba en contados meses del año, puesto que, las lluvias los deterioraba– deja claro la necesidad de construir un ferrocarril que uniese el valle central con la costa. No obstante, aproximadamente en el año 1869 se llevó al Congreso, primero en el Senado donde es aprobada y luego en la Cámara de Diputados, un proyecto de construcción de una vía férrea desde San Fernando a los Cruceros de La Palmilla.

A raíz de esto, se inicia la discusión en la Cámara de Diputados, luego se decide votar entre si se discute primero el Proyecto sobre Correos o la construcción del Ramal a La Palmilla, donde “resultó aprobada por 37 votos contra 12” (Cámara de Diputados de Chile, 1870:286) la última propuesta.

Luego de haber generado esta votación, se lee el proyecto de ley:

"El notable desarrollo que de día a día toma la agricultura, hace necesario el procurar todas las facilidades posibles a sus valiosas producciones. Ningún arbitrio se presenta tan espedíto para alcanzar tan importante resultado como el atraer a nuestras principales vías férreas por medio de ramales, los productos da aquellos valles i campos mas feroces que por haber quedado bastante retirados de los ferrocarriles tienen que luchar con todas las desventajas do una desfavorable situación. Entre éstos se presenta en primera línea el muí fértil valle de Nancagua i demás campos inmediatos, cuyos vecinos esperan con razón el beneficio de un ramal de ferrocarriles.

 Para conseguirlo han hecho una suscripción de un valor considerable en dinero i cesión de terrenos a fin de ausiliar su construcción.

La estension de esta nueva línea, que parte de la ribera sur del rio Tinguiririca hasta el lugar llamado Crucero de la Palmilla,  será de 29,200 metros; i su costo no excede de la cantidad de 350,000 pesos, según resulta de los estudios practicados por el injeniero en jefe del Ferrocarril del sur. Deduciendo de esa suma la cantidad de 45,610 pesos con que ausilian la obra los vecinos interesados en su ejecución, como también el valor del terreno cedido por muchos propietarios, su importe para el Estado queda reducido a menos da 300,000 pesos.

Una vez ejecutada la obra de este ramal no solo proporcionará una entrada que compense la inversión del capital que demanda, sino que hará incrementar desde luego i de una manera notable la renta de los ferrocarriles del sur i central, atrayendo a San Fernando una considerable porción de productos que en el día buscan su salida a la costa.

Puede también considerarse que con la ejecución de esta obra se dará el primer paso para el establecimiento de una línea férrea llamada con el tiempo a prolongarse hasta la mar con beneficio notable para las provincia» de Colchagua i Curicó i para la parte occidental del departamento de Rancagua.

El pago de la cantidad necesaria para la ejecución de este proyecto, se hará por medio de la emisión de bonos con un seis por ciento de interés i un uno por ciento de amortización anual, debiendo servirse esta deuda con una parte de las entradas mismas que corresponden al  Estado en la Empresa del Ferrocarril del sur (Cámara de Diputados de Chile, 1870: 286- 287).2

 

Fig. n° 2: Tren del Vino, ad portas de ingresar al Puente Tinguiririca. Foto de J. Cornejo T., Septiembre 2008.

 Al iniciar la sesión, hubo algunos Diputados que no veían un buen futuro a esta vía férrea. Sin embargo, la discusión por el proyecto se produjo entre el Honorable Diputado por Copiapó Señor Manuel Antonio Matta Goyenechea y los señores don Marcial González Ibieta y el señor Alejandro Reyes.

La oposición al proyecto radicaba no en la rentabilidad que generaría el ramal, sino por quienes debían asumir los costos monetarios para la construcción del probable ferrocarril. En la siguiente cita se plasma esto:

El señor Matta»—Celebro que la respuesta del Honorable señor Ministro de Hacienda haya colocado la cuestión en el verdadero terreno, para que se vea que no niego la conveniencia del ramal de que se trata.

Doi por exactos los datos de Su Señoría, pero ¿por qué no se dice: hágase por cuenta del ferrocarril del sur? Si van a subir de valor las acciones, hágase el ramal por cuenta de todos los accionistas i no por cuenta del accionista llamado Estado. En esto no hai justicia, no hai razón. Por eso pedia explicaciones, para que se vea cuan diverso es el modo de mirar las cosas.

La cosa no sería una novedad si el ramal se hiciera por cuenta de la empresa. El ferrocarril del sur emitió bonos para la construcción de la linea entre Rancagua i San Fernando. Hágase lo mismo con el ramal a la Palmilla de manera que los trescientos i tantos mil pesos que costara, se repartan entro todos los accionistas i no se ofendan las leyes de equilibrio. Así esa empresa se pondrá de un golpe en un buen pié en la plaza, porque se dará la seguridad de que no es solo el Gobierno el que puede realizar empresas de tal magnitud.

No me ha movido a pedir esplicaciones el que puedan otros hacer el negocio, sino las razones económicas. Si los accionistas particulares no aceptaran la cuarta parte de las acciones que les tocarían en la nueva empresa, seria por que el negocio es malo” (Cámara de Diputados de Chile, 1870: 287-288).


Fig. n° 3: Fotografía tomada desde el camino Público de La Palmilla. Año Aproximado 1905. Colección Biblioteca Nacional.

Ante tal argumento, fue el Vicepresidente de la Cámara de Diputados,  Sr. Marcial González quien replicó ante el razonamiento del Diputado Matta:

El señor González (Vice-Presidente).—Diré al Honorable Diputado por Copiapó que acabo de leer el informe de una Comisión del Senado, del cual resulta que la condición económica del ferrocarril en cuestión, seria favorable para el Gobierno. Para que la Cámara tenga conocimiento de ese informe, voi a hacerlo leer.

El pro - secretario leyó lo siguiente:

"Excelentísimo señor:—Sabido es que la mejora de los caminos i sobre todo el uso de vías férreas, disminuyendo los gastos de trasporte, no solo abren nuevos mercados a los frutos que de otra manera habrían de consumirse únicamente en el lugar de su orijen, sino que dan lugar al aumento de la producción i de los consumos productivos e improductivos; de donde nace que los Gobiernos no deben calcular con las utilidades inmediatas de esas vías, sino con el aumento que dan necesariamente a las rentas públicas, el desarrollo de la producción i de los consumos; i aunque esto bastaría, en concepto de la Comisión, para que el Senado se decidiera a aceptar el proyecto que tiene por objeto abrir un ramal en la línea férrea del sur, entre la estación de San Fernando i la Palmilla, hai otras razones tan poderosas, que hacen necesaria su aceptación, a menos que se quisiera privar al país de un beneficio que no impone al Estado gravamen alguno.

En efecto, habiendo tomado la iniciativa en este negocio el directorio del ferrocarril del sur, comisionó primero al injeniero don Enrique Jecquier para formar el presupuesto de los gastos que demandaría la construcción de ese ramal; i según el examen i cálculos hechos por él, el costo total asciende a tres cientos cincuenta mil pesos, siendo este cálculo, según su autor, mas bien exajerado que diminuto.

"Diversos propietarios, a quienes interesa la construcción de ese ramal, se han suscrito con la suma de cuarenta i cinco mil seiscientos diez pesos en dinero, i otros ceden una parte de los terrenos en que aquel debe formarse. La cesión de unos i otros es a fondo perdido, sin derecho al capital ni a frutos; de manera que el costo de la obra, por parte del Estado; se reduce a trescientos mil pesos.

"Por el informe de los señores don Domingo Matte i don Antonio Escobar, a quienes comisionó el directorio del ferrocarril para reunir i trasmitirle los datos necesarios, acerca de los gastos de esplotacion, i de los productos anuales que obtendría la empresa en esa obra, i según los antecedentes pasados al directorio, los primeros ascienden a treinta mil pesos anuales i los segundos a veinte i siete mil doscientos pesos; de suerte que habría un déficit de dos mil ochocientos pesos anuales para llenar los gastos. Pero habiéndose pedido por el Supremo Gobierno i reunidos nuevos i mas estensos antecedentes, respecto a la producción, resulta: que la renta anual de esa vía será de cincuenta i seis mil pesos por la carga, sin tomar en consideración el flete de pasajeros.

"Ahora, invirtiendo el Estado trescientos mil pesos en la indicada linea, pagando por ellos el interés del 6 por ciento ar.ual i destinando un 2 por ciento para la amortización tendria que satisfacer veinticuatro mil pesos entre uno i otro durante el primer año, debiendo disminuirse sucesivamente el monto de los intereses, si no es que se aumente la amortización con lo que se pague de menos por aquellos.

'De aquí nace que los cincuenta i seis mil pesos de las entradas por frutos bastarían para cubrir los gastos de esplotacion, intereses i amortización del capital, dejando un sobrante de dos mil pesos, sin tomar en cuenta el producto de pasajes.

 "Pero suponiendo que haya alguna diminución en los primeros años i que no bastara para llenarla el valor de los pasajes, en los años siguientes habria sin duda un aumento considerable, que indemnizaría superabundantemente de cualquiera falta anterior.

"Pero hai mas: el Fisco, que es dueño de las tres cuartas partes del ferrocarril del sur, no solo lograría en esta proporción del beneficio que habrá de dejar necesariamente ese ramal en toda la linea, sino que lograrla del aumento de producto quo ofrecerán precisamente los retornos i el mayor número de pasajeros. Por manera que aun sin atender a las ventajas jenerales queso indicaron al principio, el Estado obtendrá inmediatamente en toda la ostensión de la linea una entrada mayor.

"Como pudiera decirse tal vez que es necesario atender con preferencia a la prolongación de la línea principal, la Comisión cree conveniente indicar que la esperiencia i la razón manifiestan que no es aquella sino la apertura de ramales lo que mas conviene al Ínteres público i al desarrollo déla industria; porque con estos siendo bien calculados, se proporciona salida a los centros de producción i a aquellos lugares que, teniendo campo feroces i estensos, quedan, sin embargo, incultos por la carestía de los fletes, nacida de los malos caminos o de tardíos i costosos medios de conducción.

"Por estos fundamentos i otros que seria inútil mencionar ahora, la Comisión informante es de parecer que el Senado se sirva aprobar el proyecto pasado con este objeto por el Supremo Gobierno. Sala de las Comisiones.—Santiago, diciembre 31 de 1869.—Manuel C. Vial.M. de Santiago Concha."1 (Cámara de Diputados de Chile, 1870: 288).

Apoyando la postura del Vicepresidente, don Alejandro Reyes enfatiza que los beneficiados por la construcción de una línea férrea donarían cierta cantidad de dinero para que se llevaran a cabo las obras para el paso de un ferrocarril hacia La Palmilla:

“El señor Reyes (don Alejandro).—El Honorable Diputado por Copiapó ha mirado este asunto bajo un punto de vista erróneo. Ha creído que sería mejor que el ramal lo hiciera la empresa del sur; pero no toma en cuenta que esa empresa no tiene derecho para hacerlo, porque su línea llega solo hasta San Fernando, i al nuevo ramal va a ensamblarse en el ferrocarril de Curicó que corresponde esclusivamente al Estado.

Hai otra consideración, i es que los propietarios de los fundos por donde ira a pasar el ferrocarril han cedido para su construcción mas de cincuenta mil pesos. Se daria, pues, a la empresa del sur participe de las ganancias de ese ferrocarril para el que se le darian cincuenta mil pesos a que no tiene derecho.

El Honorable Diputado por Copiapó dice que no conviene esa prolongación del ferrocarril del sur, mientras los accionistas particulares no cedan al Estado las acciones que tienen en esa empresa.

Pero ¿qué le hacemos a estos accionistas si ellos no quieren vender? A la verdad que ellos tienen razón para no querer vender, porque el ferro carril del sur ha estado gravado con una fuerte deuda a favor de la testamentaría del señor Ossa, que solo ahora se ha acabado de pagar; de manera que en la actualidad es cuando los accionistas empiezan a recibir dividendos, es decir, que ahora es cuando ese negocio les presenta expectativa de lucio. Siendo así, parece que en la actualidad seria de todo punto imposible que el Estado pudiera hacerse dueño de las acciones que hai en poder de los particulares.

Ha dicho también Su Señoría que ese ramal de ferrocarril va a beneficiar únicamente a los accionistas particulares. No, señor: el Estado es quien obtendrá la mayor parte del beneficio de la nueva línea, puesto que el es dueño de las tres cuartas partes de las acciones de la empresa del ferro carril del sur” (Cámara de Diputados de Chile, 1870: 288 - 289).

Luego de quedar claro y debatir sobre las ventajas y desventajas que produce el ferrocarril a los Cruceros de La Palmilla, casualmente el día 5 de Enero de 1870[1],  se aprueba en la Cámara de Diputados el proyecto de construcción de la vía férrea hasta La Palmilla.

El día 15 de enero de 1870, aparece redactada la aprobación del proyecto de construcción de la línea férrea a La Palmilla. Cabe destacar, que es el mismo texto que se ha expuesto ante los Senadores el 29 de diciembre de 1869 y posteriormente a los Diputados el 5 de enero de 1870[2]:

"Art. 1.". Se autoriza al Presidente de la República para que proceda, de acuerdo con el Consejo de Estado a contratar por medio do una licitación pública un ramal de ferrocarril que partiendo de la linea principal de Santiago a Curicó en la ribera sur del Tinguiririca llegue al lugar denominado Crucero de la Palmilla, sobre la base del presupuesto, planos i especificaciones formadas por el injeniero don Enrique Jequier, debiendo pagarse su valor en bonos del tesoro nacional cuyos intereses no podran exceder del seis por ciento anual, pagaderos por semestres vencidos, i que serán amortizados por propuestas que no excedan de la par, en treinta o mas años, reservándose el Estado el derecho de aumentar el fondo de amortización que se estipulase. Si no hubiere propuestas o las que se hicieren no fuesen aceptables, el Presidente de la República procederá a la construcción de la línea férrea por cuenta del Estado. Esta autorización durará por el término de un año.

"Art. 2." Se declaran de utilidad pública los terrenos de propiedad municipal o particular que se necesiten para la construcción de la citada línea férrea, debiendo pagarse su valor sin consideración a las ventajas que les dé el camino” (Jofré, 1891:144).

De esta manera nace la vía secundaria más antigua de la Red Sur de Ferrocarriles del Estado: El ramal de San Fernando a los Cruceros de La Palmilla.   

II, 1. Algunos datos de la construcción del Ferrocarril a La Palmilla.

Mayores datos del desarrollo de la construcción son escasos. Pero, se puede decir que el contratista a cargo de la construcción de las obras fue el Ingeniero Pedro José Vivanco, quien tuvo como ayudante a su hijo Benjamín Vivanco. En el libro Historia de la Ingeniería en Chile, Greve evidencia la participación de ambos en dichas faenas a La Palmilla, lo que sería en palabras de Benjamín Vivanco: “Habiendo contratado mi señor padre la construcción del ramal de ferrocarril de San Fernando a la Palmilla[3]” (Greve, 1944:306).

Existe un antecedente que se desconoce y que el mismo Greve aporta siendo el contexto los compromisos adquiridos por el padre del Ingeniero Benjamín Vivanco: