A principio de la década de 1990, todavía circulaban trenes hacia y desde El Lingue.
Sin embargo, en Febrero de 1991, aparece en el Diario La Región[1], “sólo
parte de los desvíos del ramal Pichilemu se levantan” (Diario La Región, 1991: 6), esto en alusión al parcial
desmantelamiento de material ferroviario correspondiente a este ferrocarril.
Fig.: Recinto estación Placilla, con tan sólo un desvío más la recta, año 2007, foto Juan Cornejo A.
La finalidad de
dicho levante de rieles es para reforzar “las instalaciones ferroviarias de
Mininco, Nacimiento y Curanilahue a fin de atender los requerimientos
inmediatos de transporte ferroviario planteados por las industrias del área
forestal” (Diario La Región, 1991: 6).
Las estaciones en que se produjeron cambios son, Placilla, Nancagua; Santa
Cruz; Colchagua; Población; Marchigüe y Pichilemu.
No obstante, un
mes después, específicamente en marzo de 1991, ferroviarios jubilados, ponen en
antecedentes su molestia con “la Dirección de la Empresa los Ferrocarriles al
decidir nuevamente el levantamiento de otras vías en las estaciones Santa Cruz,
Colchagua, Peralillo, Población, Marchigüe, Alcones y
Pichilemu, del ramal San Fernando a Pichilemu, trabajos que ya se están
ejecutando” (Diario La Región, 1991: 5).
Fig.: Fotografía de recinto estación Peralillo, luego del levante de un desvío, foto y gentileza Sra. Sra. Flora Molina Murillo.
A pesar de las cartas dirigidas, el proceso de levantamiento se gestó, no existiendo entidades ni movimientos en pro de la protección del patrimonio ferroviario que pudiesen detener la decisión de desmantelar parcialmente este ferrocarril.
En Noviembre del año 2005, y enmarcado en el Plan
Trienal 2003 – 2005, aparece en el sitio web de Ferrocarriles del Estado, una
licitación bajo el título “Venta de Rieles y Material de Enrieladura de Ramales Fuera de Operación” (Empresa de los Ferrocarriles del Estado, 2005:1)
para el levante de diversas vías férreas, las cuales son:
Peralillo – Pichilemu; Nueva Aldea – Tomé; Monte
Águila – Polcura; Los Ángeles – Santa Bárbara; Coigue – Mulchén; Renaico –
Traiguén; Los Sauces – Purén – Lebu; Púa – Traiguén: Quino – Galvarino; Púa – Lonquimay; Temuco Ranquilco; Freire – Cunco; Loncoche –
Villarrica; Lanco – Melefquén; Cocule –
Lago Ranco;
rieles CPIF Zona Norte y Rieles Levantados Mariquina Puerto Montt (Empresa de los Ferrocarriles del
Estado, 2005: 4 - 5).
Dentro de la cantidad de rieles a sacar del ramal Peralillo - Pichilemu, la licitación menciona que son 63 km correspondiente a un total de 9.528 toneladas, donde “se incluyen los materiales existentes desde el kilómetro 57, hasta los materiales de las vías férreas del recinto estación Pichilemu” (Empresa de los Ferrocarriles del Estado, 2005: 3). Siguiendo la descripción que realiza la licitación, expone que “el tipo de riel predominante es un riel tipo “B” con un peso de 38,9 Kg/ml, equivalente a la denominación 80 AS” (Empresa de los Ferrocarriles del Estado, 2005: 7).
Fig.: Vista desde el cerro La Mona o El Árbol de la vía férrea luego del levante de rieles, foto de J Cornejo T, año 2019.
Para este proceso, en todas las vías férreas a desmantelar, se realizó una prueba de ultrasonido[2], sin embargo, se hace una pequeña excepción y el examen a los rieles practicado en el ramal Pichilemu solo se hace entre “Peralillo – Pichilemu, este último desde el kilómetro 55,500 al 118,00, considerando que desde San Fernando Km. 0 hasta Peralillo Km. 55,500 opera el Tren del Vino” (Empresa de los Ferrocarriles del Estado, 2005: 21).
“Ramal
San Fernando Km. 0 – Pichilemu Km.118 riel tipo b y c:
1.-
Longitud controlada: 3.950 mlv
2.-
Cantidad de rieles controlados: 658 unidades de 12,00 m.
3.-
Total de rieles con defectos menores de acuerdo a Norma:
EFE–NTF -
11.00225: 47 unidades
4.-
Total de rieles con falla de acuerdo a Norma: EFE–NTF-11.00225: 1 unidad
5.- Conclusión:
Rieles de reempleo” (Empresa de los
Ferrocarriles del Estado, 2005: 21).
Fig.: Fotografía del túnel de El Quillay, luego del levantamiento de rieles. Foto de J Cornejo A, año 2009.
Cabe destacar que, gracias, al Tren del Vino se
mantiene hasta la actualidad la sección Centinela a Peralillo, de lo contrario
hubiese desaparecido la extensión completa del ramal San Fernando a Pichilemu.
Con esto las obras de arte, que gracias a la inteligencia de los constructores están casi sin daños, y lo poco que restaba de los distintos recintos estación, quedaron abandonados y la naturaleza ha sido la encargada de iniciar el proceso de cubrir con malezas y ramas de árboles el progreso desarrollado en cada una de las localidades por donde pasó el ferrocarril.